viernes, 12 de julio de 2019
miércoles, 6 de febrero de 2019
Declaración del Grupo Ávila Ante la emergencia humanitaria
Ante los lineamientos trazados por la Asamblea
Nacional, a partir del 10 de enero pasado, con vistas a concretar la transición
democrática que llevará a la recuperación plena del Estado de Derecho, el Grupo
Ávila se suma a los esfuerzos conjuntos del parlamento venezolano y de gran
parte de la comunidad internacional dirigidos a paliar la grave emergencia
humanitaria que atraviesa la nación.
Frente a esta desastrosa realidad, el Presidente Encargado
de Venezuela, diputado Juan Guaidó, informó que la ayuda humanitaria estará, en
un primer término, dirigida a los sectores más vulnerables. Sin embargo, alertó
que existen indicios que hacen suponer la posible apropiación o desviación de
dicha ayuda, por lo cual instó a la Fuerza Armada Nacional a dar su apoyo al
proceso de asistencia.
El Grupo Ávila repudia categóricamente el que no se
permita, bajo el falaz argumento de no ser necesaria y de atentar contra la
soberanía nacional, la entrada de la ayuda humanitaria, al tiempo que condena
que en algunos sectores prive el interés particular, aún a costa de la vida de
los ciudadanos.
Respaldamos la determinación de la Asamblea Nacional
y del Presidente Encargado de la República, diputado Juan Guaidó, de dar
inmediata prioridad a la grave situación humanitaria que padece la población. Expresamos
nuestro reconocimiento a todos los países y organizaciones que han comprometido
recursos para hacer posible la asistencia humanitaria de emergencia a
Venezuela. Adicionalmente, confiamos en el respaldo de los sectores de la
sociedad civil en todas las etapas de este proceso, incluyendo el acopio,
transporte y distribución.
El Grupo Ávila recuerda
la importancia que tienen para el derecho internacional humanitario, los
compromisos internacionales relativos al principio de la responsabilidad
de proteger a las poblaciones de países cuyos gobiernos no quieren o no
están en capacidad de cumplir con el cometido de suprimir o
aliviar situaciones graves de carencia de alimentos y medicinas, y
frente a la cual la comunidad internacional está obligada a
intervenir.
Caracas, 5 de febrero 2019
jueves, 13 de diciembre de 2018
Ante la inconstitucional pretensión de Nicolás Maduro para asumir un nuevo mandato presidencial
Venezuela transita momentos complejos y decisivos para
el futuro político del país. Estamos a pocos días de una fecha clave a partir
de la cual la precaria legitimidad formal de la que goza el régimen de Nicolás
Maduro, cuyo desempeño ha trastocado los principios y valores democráticos más
elementales, dejará de tener sustento constitucional.
Porque la “elección” presidencial que tuvo lugar el 20
de Mayo pasado, no puede ser considerada de ningún modo ajustada a lo
establecido en las normas contenidas en nuestra Constitución y las leyes
vigentes.
De allí que la Comunidad
Internacional haya entendido tal resultado “electoral” como falso, y en
consecuencia, lo desconoció. Así, buena parte de las democracias del mundo no
le han concedido credibilidad y mucho menos legitimidad. Para la mayoría de
esos países el periodo de gobierno de Maduro culminará en los primeros días del
mes de enero de 2019, conforme a nuestro ordenamiento jurídico.
Las acciones que adelante
la Comunidad Internacional de cara a la crisis política venezolana antes del 10
de enero de 2019 y, en particular, después de ese día, podrían ser factores
importantes de su solución definitiva.
Teniendo en cuenta que el
Grupo de Lima ha expresado públicamente su rechazo tanto a la Asamblea Nacional
Constituyente (ANC) y a todos los actos que emanen de ella, así como a los
resultados de la fraudulenta elección presidencial referida, por medio de la
cual se pretendió reelegir al Presidente Nicolás Maduro para un nuevo periodo
presidencial, se insta al Grupo de Lima a adelantar y reforzar acciones de
presión coordinadas de cara a las fechas señaladas.
Entre las acciones a
desarrollar antes del 10 de enero podríamos sugerir la adopción de medidas que
apunten a sancionar los delitos de corrupción, de legitimación de capitales, de
movimiento ilícito de capitales y vinculados al narcotráfico, perpetrados desde
el gobierno de Venezuela por funcionarios altos y medios, dirigentes políticos
y sus socios.
Igualmente, y con
posterioridad al 10 de enero, podrían sumarse acciones más severas que apunten
al desconocimiento de una eventual e ilegal toma de posesión.
Entre estas medidas podrían
mencionarse la activación del Consejo Permanente de la OEA para la aprobación
de una resolución por medio de la cual se desconozca la legitimidad de la
reelección. Lo mismo podría promoverse en el marco del Mercosur. Ambas medidas podrían
implicar acciones de carácter político/diplomático, como el retiro de
embajadores.
Ambos escenarios podrían
contemplar además un respaldo explícito a la Asamblea Nacional como el único
órgano legítimo de la representación popular.
Caracas, 11 de diciembre de
2018
viernes, 13 de julio de 2018
Presentación del libro “ La diplomacia venezolana en democracia 1958-1998”. Casa de América, Madrid. 27.06.2018 Compilador Fernando Gerbasi
Quiero comenzar
agradeciendo al Dr. David Alejandro Malavé, Director de Ediciones Kalathos por
haberme animado a diseñar y compilar el contenido del libro “La diplomacia venezolana
en democracia 1958-1998”. También mi agradecimiento a Artemis Nader, compañera
infatigable de David en estas andanzas editoriales.
Para nosotros es
sumamente grato realizar esta presentación en Casa de América, que amablemente
nos abre sus puertas y, aún más, por la
compañía de dos dilectos amigos, como lo
son Carlos Malamud y Diego Arria.
Este libro pretende
recoger el testimonio de aquellos venezolanos que tuvieron responsabilidad en
el diseño, coordinación y puesta en práctica de importantes ejecutorias
diplomáticas que conformaron lo esencial de lo que fue nuestra política
exterior durante el período 1958-1998. Cuando no fue el caso, quienes escriben
lo hacen con un profundo conocimiento del tema.
La política exterior
que se desarrolló durante el período democrático que va de 1958 a 1998, tuvo su
fundamento en lo que establecía al respecto la Constitución Nacional de 1961,
por eso fue una política de Estado, que tuvo continuidad en el tiempo y gozó
del consenso de las principales fuerzas vivas del país. Ella no respondió a
personalismos presidencialistas ni mucho menos a sesgos ideológicos; no fue una
política exterior de confrontación, por el contrario fue de diálogo, persuasión
y negociación. Respondió a la voluntad integracionista de la región
latinoamericana y a la demanda de mecanismos de coordinación y diálogo
político. Su norte, a lo largo de todo
este período, fue, de conformidad con la Constitución Nacional, el de “Sustentar el orden democrático como único e
irrenunciable medio de asegurar los derechos y la dignidad de los ciudadanos, y
favorecer su extensión a todos los
pueblos de la tierra”, por lo que defendimos, en todos los foros
internacionales, la democracia representativa como legitimo sistema de
gobierno, los derechos humanos, el principio de autodeterminación y repudiamos,
consecuentemente, toda forma de colonialismo, ya fuese político o económico, o
de segregación racial como el Apartheid.
Son 16 los ensayos que
conforman esta presentación de nuestra diplomacia en democracia y los autores,
a quienes agradezco su colaboración, son: Asdrúbal Aguiar, María Teresa Romero,
Elías Rafael Daniels, Maruja Tarre Briceño, José Egidio Rodríguez, Rosario Orellana,
Andrés Abreu y Verónica Valarino, Héctor Azócar, Vicente Emilio Vallenilla,
Leandro Área, Eduardo Praselj, Emilio Figueredo Planchart, Fernando Gerbasi,
Frank Bracho, Reinaldo Figueredo y Diego Arria.
Los temas tratados son la
promoción y defensa de la democracia como elemento esencial de nuestra política
exterior y consecuentemente la efectividad de los derechos humanos; la defensa
de nuestras fronteras con los casos de la Reclamación Esequiba y la
delimitación de las áreas marinas y submarinas
al norte del Golfo de Venezuela; la cooperación internacional con otros países
en desarrollo especialmente con los centroamericanos y caribeños; la comunicación pública como elemento divulgador
de la política exterior; la profesionalización de nuestra Cancillería y los
procedimientos para el ingreso de los funcionarios al Servicio Exterior, así
como el perfeccionamiento constante de sus conocimientos; el aporte de
Venezuela a la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Derecho del
Mar; el éxito de la diplomacia venezolana en las negociaciones que concluyeron
con la adopción del Pacto Amazónico; la integración binacional entre Colombia y
Venezuela en la década de los noventa cuando pasamos de la confrontación cuasi
bélica, derivada del ingreso indebido de
la Corbeta Caldas en aguas interiores venezolanas, a una cooperación global que
fue política de Estado, tanto en uno como en el otro país, y finalmente, pero
por ello no menos importante, nuestro aporte a la resolución de conflictos
internacionales a través de nuestra participación directa en la Comisión de la
Verdad de las Naciones Unidas de El Salvador y la puesta en práctica, en el
Consejo de Seguridad de la ONU, de la Fórmula Arria.
Debo destacar que de
manera transversal en el libro, pero también específica a través del trabajo de
Frank Bracho quien fuera su colaborador directo durante varios años, está presente la figura de Manuel Pérez Guerrero,
quizás el venezolano que más influencia haya tenido, por sus profundos
conocimientos, tenacidad y capacidad negociadora, en las relaciones
internacionales, especialmente en aquellas entre los países en desarrollo y los
países desarrollados. Se formó en Europa y trabajó en la Sociedad de Naciones a
finales de los años treinta, participó en 1945 en la creación de la ONU de la
cual pasó a formar parte de su funcionariado, ocupando prominentes posiciones
en varias ocasiones. Pérez Guerrero era conocido en los predios de las Naciones
Unidas por las siglas en inglés P.G. de sus apellidos, así lo saludaban y
trataban los porteros, los funcionarios y hasta el propio Secretario General.
Pero, y quién fue Pérez Guerrero en Venezuela? A los 36 años ocupó el
Ministerio de Hacienda entre 1946 y 1948. Al retorno de la democracia en
nuestro país en 1958, ocupó el cargo de Director de la Oficina de Coordinación y
Planificación, CORDIPLAN, Ministro de Minas e Hidrocarburos con el presidente
Raúl Leoni y Embajador ante Naciones Unidas, más tarde sería Ministro de Estado
para Asuntos Económicos Internacionales en la primera administración del
presidente Carlos Andrés Pérez, y continuaría como Asesor para Asuntos
Internacionales en el gobierno de Luis Herrera Campins y de nuevo Ministro de Estado con el presidente Jaime Lusinchi.
Aquellos que tuvimos la
suerte y el privilegio de trabajar con él durante varios años, de aprender de
su disciplina y de su vasta experiencia,
mucho le debemos puesto que sin lugar a dudas su influencia, en nuestra
política exterior democrática fue decisiva. Fue adelantado en la creación de la
OPEP, al punto que al decir de un político venezolano, Manuel Mantilla, si Juan
Pablo Pérez Alfonso fue el padre la OPEP, Manuel Pérez Guerrero debe ser
considerado el abuelo. Tuvo influencia decisiva en la nacionalización de la
industria del hierro y en la de la industria petrolera en 1975, y sus tesis
influyeron directamente en todos los programas de cooperación internacional que
adelantó Venezuela.
Por limitaciones de
tiempo y sin menoscabo de la importancia intrínseca de cada uno de los ensayos
que conforman este libro, quiero destacar tres por las razones que expondré.
El primero de ellos es
el de María Teresa Romero, quien escribe sobre la Doctrina Betancourt y la
defensa de la democracia regional. Ella demuestra como la defensa de la
democracia, como principio rector de nuestra política exterior a lo largo de
los distintos gobiernos del período democrático, contribuyó a la constitución
teórica y práctica de lo que hoy en día se conoce como el Régimen Democrático
Interamericano, ello, conjuntamente con la Doctrina Betancourt. Cito la definición que de ella hizo el propio
presidente Rómulo Betancourt: “Regímenes
que no respeten los derechos humanos, que conculquen las libertades de sus
ciudadanos y los tiranicen con respaldo de políticas totalitarias, deben ser
sometidos a riguroso cordón sanitario y erradicados mediante acción pacífica
colectiva de la comunidad jurídica interamericana”. El Régimen Democrático
Interamericano no es otra cosa que las
prácticas colectivas que conforman los medios para la protección, defensa y
promoción de la democracia en nuestra región, especialmente a través de la OEA.
Frente a las discusiones colectivas de qué hacer ante
el gobierno de Maduro por parte de la comunidad americana, y las indecisiones
de algunos países al respecto, me permití enviarle este trabajo de María Teresa
Romero al Señor Luis Almagro Secretario General de la OEA, por considerarlo
esclarecedor sobre la materia, y a mi gran sorpresa me enteré que
inmediatamente que lo recibió decidió distribuirlo entre todos los Embajadores,
Representantes Permanentes ante la Organización. Quizás su lectura tuvo alguna
influencia en la redacción de la Resolución sobre la situación en Venezuela,
que adoptó la reciente Asamblea General de la OEA, que tuvo lugar a principios
de este mes en la ciudad de Washington D.C.
El segundo ensayo al
que me quiero referir, trata quizás del logro más importante y exitoso de la
diplomacia venezolana, que no es otro que la creación de la OPEP. Maruja Tarre
analiza, con profundidad de conocimiento y de manera brillante cómo se gestó
esta idea, el papel que desempeño Venezuela desde los primeros contactos que
llevó a cabo Manuel Pérez Guerrero en los años cuarenta hasta la constitución
de la propia Organización y posteriormente.
Expone el nacimiento de la Organización en Bagdad, en medio de un clima
de violencia que en esos días se vivía en Irak como consecuencia de la caída de
la monarquía Hashemita cuyo Rey y ministros fueron ajusticiados, lo que obligó,
en un momento dado, a que los delegados se refugiaran en un cuarto del hotel, lo
que no impidió que continuaran con su
análisis del mercado petrolero mundial que se encontraba en plena depresión de
precios a raíz de la abundante entrada de petróleo soviético al mercado. La
OPEP nació el 14 de septiembre de 1960, integrada por Venezuela, Irán, Irak,
Arabia Saudita y Kuwait. La ONU reconoce a la Organización en 1962 pero muchos no
creyeron en ella, en particular en los países industrializados, dándole poca
importancia y augurándole pocos meses de vida.
Un hecho esencial de la
OPEP es que a pesar de estar constituida por países con gobiernos muy
diferentes e incluso rivalidades históricas entre algunos de sus miembros,
éstos aprendieron a colaborar y trabajar juntos en pro de la defensa de los
precios. Venezuela, por no participar en los conflictos de Medio Oriente asume,
en muchas ocasiones, el papel de mediador entre los miembros; tal fue el caso en
lo que respecta a los Estatutos de la Organización, ya que ante propuestas
distintas de Irán e Irak, surgió la
propuesta venezolana que fue la que en definitiva se adoptó.
La OPEP no solo se
ocupó en sus inicios de las cuestiones técnicas petroleras. Entre otras cosas,
le dedicó tiempo a un estudio comparado de las legislaciones laborales y las
condiciones socio-económicas en los distintos países, lo que contribuyó, de
manera decisiva, a mejorar las condiciones de trabajo de los obreros petroleros
en todo el mundo. Por cierto, la OIT influyó en mucho en estos estudios. Ello
se pudiera explicar , entre otras razones, porque Alfredo Tarre Murzi, padre de
Maruja Tarre, y quien participó en la constitución de la OPEP y fue el primer
representante de Venezuela ante ella, también era para la época Embajador ante
la OIT, Organización de la que había sido funcionario en sus años de exilio
durante la dictadura de Pérez Jiménez.
El tercer ensayo es el
de la Fórmula Arria en el Consejo de Seguridad, que es uno de los aportes más
importantes de Venezuela a la resolución pacífica de los conflictos. El
Embajador Diego Arria muy amablemente
aceptó nuestra invitación para participar en esta presentación y quien mejor
que él para que nos explique, para comenzar, lo que significa y los alcances de
la Fórmula que lleva su nombre.
Muchas gracias!!!!
Fernando Gerbasi
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