Fernando Gerbasi
El nuevo multilateralismo latinoamericano.
No cabe duda que la integración, ya sea en
su alcance más específico, económico y
comercial, o mas amplio en el que prevalece lo político y lo supranacional, es una
de las vías mas apropiadas para alcanzar, conjuntamente, metas regionales,
políticas, económicas, sociales y
culturales. Además, ella facilita en mucho la inserción internacional de los
países, particularmente los en desarrollo, pues los hace menos vulnerables al impacto de
la globalización, le da sustentabilidad al desarrollo, mejora la calidad de
vida de sus ciudadanos y contribuye a la paz y estabilidad regional.
En la América Latina y el Caribe existe
una larga historia y trayectoria integracionista, e independientemente de sus
éxitos o fracasos ella ha contribuido, paulatinamente, a la construcción de una
identidad regional, tan necesaria hoy en día pues la agenda internacional obliga
a la región a concertar respuestas que no sólo incluyan a los gobiernos sino
también a la sociedad civil organizada. Hoy en día, esta integración es
concebida en la región mas desde un punto de vista político que económico o
comercial. Tiene un alto contenido social y busca reducir las asimetrías
derivadas de los diferentes niveles de desarrollo.
Es en este contexto que se inserta el
nuevo multilateralismo latinoamericano y caribeño, cuyos mecanismos
representativos son: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra
América – Tratado de Comercio de los Pueblos, ALBA - TCP, la Unión de Naciones
Sudamericanas, UNASUR, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños,
CELAC. Nos interesa determinar y evaluar el papel asumido por los gobiernos del
presidente Hugo Chávez Frías, en la
creación y puesta en funcionamiento de estas nuevas instancias regionales de
integración, así como los cambios que este papel pudiera experimentar frente a
la transición política venezolana.
Este
nuevo multilateralismo se caracteriza por:
1.- Concebir Foros que sirven para el diálogo y la
concertación política entre los lideres latinoamericanos. Por lo tanto, evitan
la confrontación y resuelven los
conflictos y facilitan y fortalecen la coordinación de políticas así como la
cooperación.
2.- Participación
directa de los Jefes de Estado o de Gobierno, lo que hace que en la
práctica ellos sean los actores principales de este nuevo multilateralismo.
3.- Debilidad
institucional. La omnipresencia de los mandatarios subsume el papel de los
secretariados de algunas instituciones y les resta autonomía. La práctica de
establecer secretarías protempore, patrón tradicional latinoamericano, debilita
sustancialmente la institucionalidad. Nada indica que estos Foros en el futuro
sean instituciones fuertes, independientes y permanentes. Además, se constata
un bajo grado de coordinación entre los distintos mecanismos regionales.
4.- Limitación en la
participación ciudadana. Toda vez que
la diplomacia latinoamericana sigue siendo, como lo demuestran las Cumbres,
hiperpresidencialista en su naturaleza, la participación de la sociedad civil
organizada se ve bastante relegada. No obstante, en el caso del ALBA – TCP, donde
se habla de la “Diplomacia de los Pueblos”, esta participación ocurre enmarcada
ideológicamente.
Dos
países han influido, de manera particular, en la conformación del nuevo
multilateralismo latinoamericano. Estos son Brasil y Venezuela. Las
consideraciones y motivaciones, en general de política interna, han sido diferentes
pero ello no ha sido óbice para que sobreviniesen
algunas convergencias.
Brasil
apoya al multilateralismo en el marco de su estrategia de política exterior.
Esta es la razón por la cual a nivel
regional, si bien pretende “la construcción de
una América del Sur políticamente estable, próspera y justa”, tal como lo planteara el presidente Luis Ignacio
Lula Da Silva en su momento, juega a un “institucionalismo débil”, pues es
renuente a fortalecer las instituciones que eventualmente pudieran coartar su
autonomía de acción, especialmente a nivel global. Actúa a través de la
diplomacia, el diálogo, el convencimiento y la búsqueda de consenso por lo que
su política exterior se enmarca claramente en lo que se conoce como soft power.
Venezuela, durante los catorce años del
gobierno del presidente Hugo Chávez, evolucionó en su política exterior hacia
la conformación de un “Bloque Latinoamericano de Poder”, que genere una nueva
institucionalidad regional con base a la democracia participativa, la inclusión
de los pueblos y su concurso directo en mecanismos internacionales de toma de
decisión. Pretendió neutralizar la presencia de los Estados Unidos de América
en la región fortaleciendo los movimientos sociales alternativos. Esta política
exterior se llevó a cabo con base al uso del petróleo y de los excedentes
financieros petroleros como arma/herramienta de persuasión y/o de presión, por
lo que ella se inscribe claramente en lo que se conoce como hard power.
Fundamentos de la Política Exterior de Chávez y fines en América Latina.
Para el
presidente Hugo Chávez las relaciones internacionales eran un sistema de
confrontación, particularmente entre el imperio (léase los Estados Unidos de
Norteamérica) y Venezuela y aquellos países que acompañaban la Revolución
Bolivariana. Consecuentemente, tuvo una visión geopolítica e ideológica del
sistema internacional. Además, pretendió un elevado protagonismo internacional,
tanto a nivel regional como mundial, fundado en el componente ideológico. Todo
lo anterior procuró otorgar un rol de líder mundial a Chávez, contribuir a
proyectar la revolución a nivel internacional y sustentarla internamente. La
política exterior estuvo directamente
vinculada a los avances internos de la
revolución bolivariana: ello, porque la evolución del proceso revolucionario
bolivariano es indisolublemente nacional-internacional.
La
principales características de esta política exterior fueron las siguientes:
Ø
La política exterior del presidente Hugo Chávez, estuvo
directamente vinculada y reflejó los
avances logrados internamente por la Revolución Bolivariana para tratar de llegar, de manera paulatina pero sistemática, al
“socialismo del siglo XXI”.
Ø
Existió un plan
geoestratégico que se propuso la construcción de un nuevo mundo
multipolar basado en la creación de nuevos polos de poder que representasen el
quiebre de la hegemonía del “imperialismo norteamericano”.
Ø
Se utilizó la variable energética como puntal en la conformación de un nuevo
mapa geopolítico al tiempo que promovió iniciativas en materia de integración,
cooperación financiera y todo un esquema de alianzas y redes de apoyo con
movimientos alternativos transfronterizos y transnacionales.
Ø
Utilizó la ingente renta petrolera para promocionar
y promover la Revolución Bolivariana, tanto a nivel mundial como muy
particularmente a nivel regional.
Ø
La política
exterior obedeció al proyecto político personalista y autoritario del
Presidente Hugo Chávez, por lo que respondió a sus propios intereses políticos
y no a una política del Estado venezolano.
Ø
Principales Iniciativas: ALBA (14 de diciembre de
2004), Petrocaribe (29 de junio de 2005), Petrosur (marzo de 2005) y
Petroandina (18 de julio de 2005), así como Petroamérica, Telesur y
Banco del Sur.
Ø
Alianzas en la región con Cuba, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, al
igual que con Argentina y Brasil en el marco del eje bolivariano. En tal
sentido, en abril del 2006 denunció la participación de Venezuela en el Grupo
de los Tres y de la Comunidad Andina y se adhirió al Mercosur; además, siguió
impulsando el ALBA. Por otra parte, fue evidente el apoyó que dio, en algunos
casos con éxito, a candidatos aspirantes a la presidencias de sus países que en
nuestra región comulgaban con sus ideas, así como logró movilizar a su favor seguidores
en diferentes países, como los
piqueteros de Argentina, el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, los grupos
indigenistas en Bolivia y Ecuador, y sectores de los zapatistas en México.
Ø Al señalar en el
Primer Plan Socialista Simón Bolívar (2.007), a Latinoamérica y el Caribe como un área de interés geoestratégica
para Venezuela, enfatizó la voluntad de
neutralizar las actividades del imperio
a través del fortalecimiento de la solidaridad y de la opinión pública con los movimientos sociales alternativos en los
diferentes países de la región, es decir las agrupaciones campesinas,
indígenas, las entidades cooperativistas, los movimientos sociales de cualquier
naturaleza. Lo que se pretendió fue crear una zona de hegemonía
“revolucionaria” venezolana directa e incuestionable en la región o lo que en
ocasiones el gobierno calificó como la conformación de un bloque
latinoamericano de poder.
Ø La
utilización del petróleo y de los petrodolares como
arma/herramienta/instrumento de presión para el logro de los objetivos en
materia de política exterior, es lo que hace que se califique esta política de aplicar
un poder duro o hardpower. De ahí que su visión de la integración o de los nuevos
mecanismos multilaterales regionales, no obedeció a la búsqueda de nuevos
mecanismos de cooperación sino mas bien de instrumentos, que en su accionar
duro, le permitiesen actuar en su intento de modificar las estructuras de poder
internacional que consideraba injustas.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de
Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP).[i]
En el marco de la II Cumbre de Jefes de
Estado y de Gobierno de la Asociación de Estados del Caribe, celebrada en 1999,
el presidente Chávez proponía avanzar hacia la conformación “de una Confederación
de Estados Latinoamericanos y Caribeños”[ii] y en la III Cumbre de la misma Asociación,
que tuvo lugar en el 2001, esbozó la idea de lo que sería la Alternativa
Bolivariana de las Américas, ALBA[iii],
que se concreta el 14 de diciembre de 2004, cuando conjuntamente con el
Presidente Fidel Castro, firman la Declaración Conjunta para la creación de
la Alternativa Bolivariana para las Américas, ALBA. A partir de junio de 2009
pasó a denominarse Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –
Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA - TCP). Actualmente, además de
Venezuela y Cuba, la integran Bolivia, Nicaragua, Dominica, San Vicente y Las
Granadinas, Ecuador, Antigua y Barbuda; más recientemente Santa Lucía y Surinam solicitaron el ingreso
como miembros plenos y se le otorgó el status de miembro permanente a Haití.
Son observadores de la ALBA – TCP los siguientes países: Irán, Siria y Canadá-
La ALBA – TCP ha realizado hasta el
presente 18 Cumbres presidenciales, de las cuales 11 ordinarias y 7 extraordinarias.
En Venezuela se han llevado a cabo 10, en Cuba 3, en Nicaragua 2 y en Bolivia,
Ecuador y Honduras (cuando era miembro) 1, respectivamente.
La ALBA - TCP se fundamenta,
esencialmente, en las iniciativas del
presidente Chávez y en los recursos petroleros de Venezuela por lo que su
epicentro está en nuestro país. Es una propuesta que responde a un desiderátum de “unión política”
contraria a los clásicos proceso de integración enmarcados en lo establecido en
la OMC.
No cabe duda que la ALBA - TCP responde,
ante todo, a la visión geoestratégica, política e ideológica del presidente
Chávez por lo que este proceso, desde este punto de vista, es exitoso. Es ante
todo un espacio ideológico. La ALBA se enmarca claramente dentro del objetivo
de establecer un Bloque Latinoamericano de Poder y posibilitar la conformación
de un mundo multipolar, como vía y medio para enfrentar la hegemonía
imperialista norteamericana.
Aunque introduce nuevos elementos
conceptuales en materia de integración regional éstos son de fuerte contenido
ideológico. En efecto, uno de sus
primeros principios es el de pasar de la lógica de la competencia que impone el
mercado a la de la cooperación y solidaridad, para poder así superar la pobreza
y las asimetrías entre los países.
Además, se sustenta en el intercambio
solidario asociado a ventajas complementarias, y en la integración y
cooperación energética (PETROCARIBE), así como la integración financiera a
través del Banco del ALBA y el Fondo ALBA-Caribe. Igualmente la integración
comunicacional vía TELESUR.
PETROCARIBE (2005) merece mención especial
pues es el mecanismo por medio del cual Venezuela ofrece crudo y derivados a
los otros 17 países miembros. Ello se hace a través de un mecanismo de pago
diferido de una parte importante de la factura petrolera que varía en función
del precio internacional del petróleo. Mientras más bajo el precio menos
porcentaje se financia así como lo contrario. Toda vez que a partir de 50 US$
de precio internacional del crudo se financia el 40%, hasta llegar a un 70%
cuando el precio alcance los 150 US$, se puede decir que durante los últimos
años y términos generales se ha financiado entre el 50% y el 60 % de la factura
petrolera de los países miembros, a una tasa de interés del 1% pagaderos en 23
años con 2 de gracia.
En el caso de Cuba, que recibe alrededor de 100 mil
barriles diarios de crudo y combustibles, el valor de la factura petrolera,
desconocido a la fecha, se cancela con el trabajo de médicos, instructores
deportivos y asesores en otros sectores, incluyendo el militar. Nicaragua cancela gran parte de esa factura con carne,
además de otros rubros como caraotas, arroz y café. República Dominicana, en
parte, con granos.
Además, PETROCARIBE es más que un acuerdo
de suministro con facilidades de pago para los países miembros, pues a través
del Fondo ALBA – Caribe desarrolla proyectos
sociales en las áreas de turismo, educación, salud, vivienda, saneamiento
ambiental, vialidad, deporte y agricultura. De este Fondo se han asignado179
millones de dólares a 85 proyectos, en 11 países de la región; y 29 millones de
dólares a 3 proyectos eléctricos.
Por otra parte, con la constitución de
empresas mixtas entre Petróleos de Venezuela (PDVSA) y las petroleras estatales
de ocho países integrantes de la iniciativa, se llevan a cabo inversiones
conjuntas para el desarrollo de infraestructura de refinación, almacenamiento y
despacho de combustible.
Finalmente, está en proceso de
conformación una Zona Económica ALBA – TCP/PETROCARIBE.
La relación comercial, en el ALBA – TCP, tiene lugar con base a los Tratados de
Comercio de los Pueblos, TCP, que se sustentan en los principios de
solidaridad, reciprocidad, transferencia tecnológica y aprovechamiento de las ventajas
complementarias de cada país. En el
2009, ultima cifra oficial que se conoce, el intercambio comercial entre los
países miembros tan sólo alcanzó los 4.352 millones de dólares[iv].
Hay una moneda contable el SUCRE (Sistema Unitario de Compensación Regional)
equivalente al dólar americano, y una
Cámara de Compensación de Pago, utilizado por todos los países de la ALBA – TCP para sus transacciones comerciales con la
excepción de Dominica. Además, han puesto en práctica los siguientes llamados
proyectos grannacionales: el Banco del ALBA, ALBA Alimentos, ALBA Cultural,
ALBA Educación y ALBA Salud. Igualmente, en algunos casos se han creado,
especialmente con Nicaragua, las denominadas empresas grannacionales.
A diferencia de UNASUR y la CELAC, la ALBA
pretende una mayor participación de los movimientos sociales de los países
miembros en el proceso, siempre en el marco de un contexto ideológico. Por
ello, en la Cumbre de Tintorero de 2007, se convocó la constitución de un
Consejo de Movimientos Sociales del ALBA, que tardó mucho en conformarse. El
capítulo venezolano se constituyó en mayo de 2011 y es muy poco o nada lo que
ha hecho.
Hay que subrayar que aún hay que darle
tiempo al tiempo para confirmar el funcionamiento eficaz del Banco del ALBA, el
futuro del SUCRE y la validez de los TCP, a través de su implementación.
El ALBA - TCP tiene una institucionalidad
“formal” bastante bien conformada, que es la siguiente:

La ALBA – TCP no tiene cláusula
democrática, como es común en otras iniciativas regionales como UNASUR y CELAC.
El fuerte contenido ideológica de la ALBA –
TCP, constituye en si mismo una limitante para el ingreso de nuevos países,
toda vez que éstos tienen temor de adherir a un proceso caracterizado más por
la confrontación antiamericana que integracionista. Además, el peso financiero
de Venezuela y su voluntarismo político es tal, que en definitiva la ALBA - TCP
sobrevivirá siempre y cuando el gobierno venezolano mantenga su voluntad
política puesta en este mecanismo. Incluso, hay autores que se preguntan “si
este proyecto es viable de manera independiente, por ejemplo, a la figura del
presidente venezolano Hugo Chávez, su máximo impulsor”[v]
La Unión de Naciones Sudamericanas. UNASUR.
UNASUR,
es un proyecto concebido en Itamaraty a
finales de los ochenta, con la idea de crear un área de libre comercio
subregional. Evolucionó de una propuesta de un Área de Libre Comercio de
Sudamérica (ALCSA) (1993), a la constitución de la “Comunidad Sudamericana de
Naciones” (CSN) (2004), para luego transformarse en UNASUR, cuyo tratado
constitutivo entró en vigor en el 11 de marzo de 2011 y está constituida por
los 12 países del subcontinente sudamericano.
Venezuela
influyó en la concepción de lo que es UNASUR, al proponer la integración en
materia de energía y la creación del “Banco del Sur”. También el presidente
Chávez influyó, con la asistencia de Bolivia, en el cambio de nombre en UNASUR,
significando ello la promoción de una visión alternativa al modelo neoliberal
que según él representaban la CAN y MERCOSUR. En definitiva, existe, en el
fondo, visiones encontradas entre Brasil y Venezuela con respecto a UNASUR, en
cuanto a su naturaleza y orientación.
Es
una organización que puede ser caracterizada como de cooperación política,
tendente a establecer una estructura permanente que favorezca el dialogo político
y ordenado entre sus miembros, así como la concertación política en diversas
áreas, particularmente en lo tocante a la infraestructura, finanzas, políticas
sociales, energía y defensa.
En
UNASUR convergen intereses de todos los miembros y puede ser visto como un
espacio para la generación de consensos y la conformación de intereses comunes
que se podrían lograr mejor a través de un marco regional.
La Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños. CELAC.
En
la Riviera Maya, México, en febrero de 2010, se realizó la Cumbre de la Unidad,
donde se realizaron conjuntamente las Cumbres de la CALC y la XXI del Grupo de
Río, y los mandatarios decidieron la creación de la CELAC, que se concretó en
Caracas en diciembre de 2011. Nace con base a propuestas brasileñas y
mexicanas.
La
CELAC es un mecanismo representativo
de concertación política, cooperación e integración de los Estados
latinoamericanos y caribeños y un espacio común que garantiza la unidad e integración de la región.
La CELAC refleja el compromiso político de
los países de la América Latina y el Caribe de construir una agenda común,
alcanzar posiciones compartidas y ampliar su capacidad de influencia global
para beneficio de la región, con la finalidad de obtener un mayor peso conjunto
en el escenario internacional.
Conclusiones y Propuestas.
1)
No
cabe duda que el presidente Hugo Chávez influyó, de manera determinante, en la
generación y constitución de lo que en la América Latina se denomina la nueva
izquierda latinoamericana o que otros
califican de “nuevo populismo”[vi].
Esta nueva izquierda latinoamericana está representada por gobiernos que
encuentran sus raíces en profundas reivindicaciones sociales y étnicas, como
puede ser el caso de Bolivia y Ecuador, pero que siguen el patrón ideológico
impuesto por la Revolución Bolivariana Venezolana o el llamado “Socialismo del
Siglo XXI”. Consecuentemente, en este grupo encontramos sólo a países agrupados
en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América o ALBA, a saber,
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y Cuba.
2)
Además,
el presidente Chávez generó alianzas de cercanía ideológica con países del Cono
Sur como la Argentina, Paraguay (en la época del presidente Fernando Lugo) y
con Uruguay, que hizo que los gobiernos de estos países lo acompañaran en
muchas de sus propuestas en materia de integración sudamericana.
3)
Todo
lo anterior le permitió al gobierno bolivariano de Chávez contar con una red
regional de apoyo político que encontró eco, de forma explicita o tacita, en
organismos gubernamentales como la OEA. No obstante, a nivel de la ONU no pudo
lograr la elección para un puesto no permanente en el Consejo de Seguridad, el
que gobiernos anteriores si ocuparon durante las décadas de los sesenta,
setenta, ochenta y noventa.
4)
Los
gobiernos del Presidente Chávez fueron decisivos en sus propuestas para la
creación de nuevos organismos y organizaciones que dieron vida al nuevo
multilateralismo latinoamericano y caribeño. Ellas fueron la ALBA – TCP,
PETROCARIBE, PETROAMERICA, PETROANDINA, PETROSUR, Banco del ALBA, Fondo ALBA –
Caribe, el Sistema Unitario de Compensación Regional o SUCRE y TELESUR.
Contribuyó, también, a la creación final de la UNASUR.
5)
La
ALBA – TCP, principal logro internacional del chavismo conjuntamente con
PETROCARIBE, tiene un fuerte contenido ideológica que constituye en si mismo una limitante para el
ingreso de nuevos socios pues la adhesión a ésta implica necesariamente el
apoyo a los principios ideológicos que la inspiran.
6)
La
ALBA - TCP sobrevivirá siempre y cuando el gobierno venezolano mantenga su
voluntad política puesta en este mecanismo y ello como consecuencia del peso
financiero de Venezuela y su voluntarismo político en su orientación y
dirección.
7)
Existen
dudas si mecanismos novedosos como la ALBA – TCP, PETROCARIBE, Banco del Sur y
otros sobreviran, en su forma actual, la desaparición física del Presidente
Chávez.
8)
La
duda anterior es válida incluso para un gobierno chavista que pretenda
continuar con estas líneas de política exterior, si se consideran los serios problemas económicos, financieros
y de deuda externa que confronta Venezuela, todo lo cual limitará su capacidad
de acción en materia de “cooperación” internacional.
9)
En
las actuales circunstancias políticas y económicas que vive Venezuela, muchos
países de la región que se benefician de los nuevos mecanismos multilaterales
impulsados por el presidente Chávez, independientemente de los fines de
política exterior e ideológica que los motivaron, deben estar preocupados
frente a la posible desaparición o transformación de estos mecanismos. En
particular, países pequeños en cuyas economías la factura petrolera pesa mucho.
10)Venezuela ha desarrollado, particularmente
a partir de 1975, una política solidaria de cooperación con los países
centroamericanos y caribeños. Si las circunstancias obligaran, ya sea a un
gobierno chavista o de corte ideológico distinto, a abandonar las políticas
actuales desarrolladas internacionalmente con la finalidad de promover y
consolidar internamente la Revolución Bolivariana, sería más que pertinente
rescatar lo hecho en el pasado en materia de cooperación y adaptarlo a las
nuevas circunstancias, tanto nacionales como internacionales.
11)Otros mecanismos como UNASUR y la CELAC
tiene su propia vida, independientemente
de los aportes conceptuales o políticos que para su constitución diera el
presidente Chávez. Por tanto, ellos continuarán más allá de lo que pueda
ocurrir en la transición política en Venezuela.
12)A un nuevo gobierno venezolano, distinto
al chavismo, le será muy difícil
desvincularse de manera inmediata del ALBA – TCP, como consecuencia de los compromisos
financieros adquiridos por la República. Una decisión denunciatoria de la ALBA
– TCP podría tener consecuencias geopolíticas muy negativas para el país. Consecuentemente,
lo que pudiera pensarse en hacer sería una ALBA distinta, acorde con los intereses nacionales.
13)Un
gobierno distinto al chavista, debe desempeñar un papel activo en las nuevas
organizaciones UNASUR y CELAC, ya que son nuevos mecanismos multilaterales de
consenso entre países, en busca de vías de un desarrollo autónomo y
sustentable.
Caracas, 04 de abril de 2013
Notas
[i]
Gerbasi, Fernando (2012) “El nuevo multilateralismo regional ,
Venezuela y los conflictos geopolíticos en la América Latina”. ILDIS, mayo
2012. Caracas. Venezuela.
[iii]
Declaración de la III Cumbre de la Asociación
de Estados del Caribe.
[v]
Silva, María Cristina (2011) “La Alianza Bolivariana para las Américas
(ALBA): Aspectos de seguridad y defensa y elementos de participación social”,
en “De la ONU al ALBA: Prevención de
conflictos y espacios de participación ciudadana”. Serbin, Andrés (Coordinador).
CRIES/Icaria, Editorial. Buenos Aires. Argentina. 2011.
[vi]
Carlos De la Torre (2003) “Masas, pueblo y democracias: un balance crítico de los debates sobre el
nuevo populismo”. Revista de Ciencia Política, vol. XXIII, n° 1, Chile,
PUC, Instituto de Ciencia Política. Pág.
62
Bibliografía
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Caracas . Venezuela.
Altmann Borbon, Josette (Editora) (2011). “América Latina y el Caribe: ALBA: ¿Una nueva
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Buenos Aires. Argentina.
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http://gerbasifernando.blogspot.com
Gerbasi, Fernando (2010) “La política exterior de la Revolución Bolivariana y Colombia”. En “Hugo Chávez: una década en el poder”.
Ramos Pismataro, Francesca; Romero,
Carlos A y Ramirez Arcos, Hugo Eduardo (Editores Académicos) Editorial Universidad del Rosario. Bogotá. Colombia.
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Serbin, Andrés (Coordinador) (2011) “De la
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