domingo, 23 de octubre de 2011

ANALISIS DE LA RUPTURA DE LAS RELACIONES COLOMBIA VENEZUELA



Fernando Gerbasi

El triunfo de Juan Manuel Santos a la presidencia de Colombia fue tan contundente,  que en el ámbito bilateral puede interpretarse como una derrota más a las aspiraciones del presidente Chávez de  proyectar, a nivel regional,  su revolución bolivariana, ya que de esta manera Colombia, pieza clave en esta estrategia, por voluntad popular le dio un no rotundo.

JMS quiere hacer una política exterior distinta a la de Uribe, que inserte de nuevo a Colombia en el escenario mundial (OCDE) y particularmente regional y sudamericano.

JMS, neoliberal, aperturista en los noventa, integracionista, Promoverá primero la CAN y luego algún nuevo mecanismos o manera de integración en A.L., fundado en el intercambio comercial y la cooperación económica y no necesariamente política.

Su relación con los EEUUU no será tan estrecha como la que mantuvo Uribe, a menos que las circunstancias internas lo obliguen. Tratará de tener mayor independencia y una relación más activa con la UE y países como España, Inglaterra, Francia y Alemania.

Poco a poco se va creando el eje del Pacifico: México, posiblemente El Salvador, Costa Rica, Panamá, Colombia, Perú y Chile. Colombia puede desempeñar un importante papel y a lo mejor buscará formar parte de acuerdos de la APEC.

Las razones por las cuales la Casa de Nariño emitió un breve comunicado el jueves 15 de julio anunciando que Colombia tenía pruebas de la presencia de líderes guerrilleros de las FARC y del ELN en Venezuela, así como campamentos de estos dos grupos, parecen responder más a situaciones de política interna que al verdadero deseo de desenmascarar, una vez por todas,  la posible colaboración que el gobierno venezolano le presta a las narco guerrillas colombianas.

Aunque el Presidente Uribe sale con una altísima aprobación también es cierto que corre el riesgo de ser imputado,  ya sea por los falsos positivos, por las escuchas realizadas por el DAS al parecer a solicitud de la presidencia de la República y/o por  el escándalo del Agro Ingreso Seguro (AIS). Al respecto,  hay que señalar varias decisiones recientemente adoptadas por el presidente electo Juan Manuel Santos que no han sido bien recibidas por el uribismo.

Primero, el gobierno de unidad nacional propuesto por Santos en el cual tendrían cabida acérrimos críticos de Uribe como el líder de Cambio Radical, Germán Vargas Lleras, a quien se le menciona como futuro ministro del interior.

Dos, la búsqueda por parte de Santos de una reconciliación entre el Ejecutivo y el Poder judicial o su silencio frente a las dificultades judiciales que enfrentan actualmente varios ex ministros o cercanos colaboradores del presidente Uribe.


Tercero, hay que recordar que María Angela Holguín le renunció a la Embajada ante las Naciones Unidas a Uribe porque éste nombró a hijos de importantes políticos en el  personal diplomático de esa Misión. Fue una postura digna y decorosa que al parecer no se olvida.

Cuarto, el nombramiento de Juan Camilo Restrepo, hombre honesto, serio y respetado en Colombia y declarado crítico de las políticas económicas de Uribe, en particular la agraria,  al frente del Ministerio de Agricultura  no ha caído bien en el gobierno saliente. Ello, porque con toda seguridad tratará de determinar los responsables  del escándalo del Agro Ingreso Seguro (AIS) que tanto afectó políticamente a Andrés Felipe Arias, verdadero delfín de Uribe.

Finalmente pero por ello no menos  importantes, la propuesta de Santos, desde el mismo momento de su triunfo, de una nueva política exterior que incluye restablecer relaciones diplomáticas y comerciales   con los países vecinos, entiéndase Ecuador y Venezuela. Estos planteamientos encontraron receptividad en Correa y Chávez. La política exterior propuesta por Santos, fundada en el  dialogo y totalmente distinta a la confrontacional aplicada por Uribe frente a Venezuela no fue del agrado del presidente saliente. De ahí que desde el primer momento fuera enfático al declarar que Colombia no requería de una diplomacia “cosmética”, “babosa” e “hipócrita”. Había que detener los avances en el acercamiento Santos – Chávez que ciertamente se venían dando pues ya existían conversaciones “oficiosas” entre personeros representativos de uno y otro,  desempolvando, el 15 de julio, es decir un día después de las declaraciones positivas de Chávez frente a las iniciativas de Santos, las reiteradas acusaciones de presencia de jefes guerrilleros en territorio nacional.


Finalmente, no comparto la  tesis de que la denuncia es una acción combinada entre Uribe y Santos. Parece algo demasiado rebuscado pues  no se concibe a un mandatario saliente y otro entrante creando una situación tan grave como esta sobre todo teniendo conciencia de lo impredecible que es el presidente Chávez y cómo utiliza la política exterior con fines de política interna.

Ahora bien, no cabe duda que el factor de mayor  perturbación en las relaciones bilaterales ha sido y continua siendo las relaciones equívocas, ambiguas y dudosas que existen  entre el presidente Chávez o miembros de su gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC -EP). Por lo tanto, frente a las acusaciones realizadas por Colombia en la OEA, e independientemente de cuán contundentes puedan ser las pruebas presentadas, debemos seguir el camino emprendido por la MUD de exigirle al gobierno nacional que dé  claras y precisas explicaciones a los venezolanos sobre la presencia o no de la guerrilla en nuestro territorio. Declaraciones destempladas, como las del Alto Mando Militar o negativas sin pruebas no pueden ser suficientes. Ciertamente el gobierno nacional acusará de apátridas y de estar apoyando a Colombia a quienes solicitemos esas pruebas.

Chávez tratará de “colombianizar” el proceso electoral en el sentido que escalará el conflicto, hasta donde le sea posible pero sin llegar a una confrontación armada, para tratar de galvanizar a sus huestes e imprimirle un nuevo elemento nacionalista al proceso electoral.

Las relaciones bilaterales se pudieran restablecer  con la llegada de Santos al poder pero no creo que sea inmediatamente; es un proceso que pudiera tomar varios meses, incluso más de lo esperado. Todo depende de lo que ocurra durante las próximas dos semanas en UNASUR así como internamente en Venezuela. Ahora bien, hay dos razones fundamentales para que ese restablecimiento no suceda inmediatamente después del 07 de agosto de 2010:

a)  el éxito que pueda tener Chávez en hacer de este asunto el tema electoral, lo que lo obligaría a mantenerlo abierto, al menos, hasta el 26S.
b)  la presión que reciba JMS por parte de la opinión pública colombiana, incluyendo fuerzas vivas afines a Uribe, para que exija, antes de reanudar relaciones, una clarificación y definición sobre la presencia de la guerrilla en Venezuela.

Pienso que en las actuales circunstancias hay que mantener, por encima de las declaraciones del oficialismo, los otros temas que no se han resuelto como PEDEVAL, inseguridad personal, situación económica, etc. Entre ellos insistir en las demostraciones fehacientes que no hay guerrilla en Venezuela.

No hay comentarios:

Publicar un comentario