domingo, 23 de octubre de 2011

MERCOSUR y sus nuevas realidades.

Fernando Gerbasi

“Venezuela utiliza al MERCOSUR como un foro de discusión política de la ideología que Chávez quiere para el mundo”. Con estas palabras, Jorge Rodríguez Aparicio, presidente de la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña y director del Foro de Cámaras Binacionales del MERCOSUR, califica los resultados de la última Cumbre, celebrada en Río de Janeiro.

Ciertamente, el Presidente venezolano no escondió su juego pues desde el principio señaló que había “que reformatear al MERCOSUR” y dotarlo de políticas “antiimperialistas”. Esta postura, de achacarle al imperio y al neoliberalismo todos los males de nuestra región, encontró inmediatamente un apoyo solidario automático por parte de los presidentes Morales y Correa. Para Chávez no puede haber integración regional que no esté guiada por una visión esencialmente política; de ahí la poca importancia que da a la parte  económica y comercial de esos acuerdos.

Su propuesta de crear un Banco del Sur, con la finalidad de obviar al FMI, encontró serias resistencias en Brasil que recordó la existencia de la CAF y del BID, organismos financieros regionales, que vienen jugando un importante y efectivo papel en el financiamiento al desarrollo de nuestros países.

Pero Venezuela no es el único socio incómodo.

Morales, siguiendo los pasos de su mentor, acusó a Lula Da Silva, de hablar de solidaridad al tiempo que exige que “Bolivia le siga subvencionando” el precio del gas y aludió críticamente a Colombia, y a la ayuda que le brinda EEUU en la lucha contra el narcotráfico, lo que motivó que Uribe le respondiera con dureza en una larga intervención de cuarenta minutos.

Por su parte, el presidente uruguayo Tabaré Vásquez, ante la solidaridad y generosidad que Lula demandó a sus pares para afrontar el problema de las asimetrías económicas en el grupo, exigió “como sujetos de derecho, justicia”. Esta postura fue apoyada por el presidente de Paraguay.

Estos dos países recibirán 70 millones de  dólares para proyectos de infraestructura, promoción social y crédito e incentivos a las microempresas.

No obstante, Uruguay mantiene una actitud crítica frente al Mercosur, lo que lo llevó a firmar recientemente con los Estados Unidos, un Acuerdo Marco de Comercio e Inversiones (TIFA), que si bien no vulnera  la normativa del MERCOSUR  indica la disposición del país para recibir inversiones norteamericanas y la posibilidad de iniciar negociaciones conducentes a la suscripción de un TLC, con los Estados Unidos.

En fin, poco se resolvió en Río de Janeiro. Bolivia, por oposición de Argentina, no ingresó aún como miembro pleno; lo de las asimetrías sigue vigente y las visiones políticas, al igual que las comerciales, son encontradas.

Si para algo sirvió esta Cumbre fue para poner de manifiesto las nuevas realidades que conforman al MERCOSUR y las cuales lo alejan de sus metas originarias. En América del Sur surgen nuevas visiones geopolíticas y geoeconómicas, que ponen en juego lo alcanzado hasta ahora. ¿Para bien o para mal? Una respuesta sería prematura.




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