domingo, 23 de octubre de 2011

Reestructuración de las relaciones colombo – venezolanas y perspectivas del comercio bilateral.

Fernando Gerbasi


Colombia siempre ha estado presente, de una manera u otra, en el accionar político del Presidente Chávez. A raíz del fallido  golpe del 04 de febrero de 1992, emitió, conjuntamente con sus compañeros de armas que lo acompañaron en su intención de romper el hilo constitucional, un documento  exigiendo  la paralización de todas las negociaciones con Colombia que adelantaba el gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez. Consideraban  que éste no contaba con el apoyo nacional, y atacaron duramente toda la política que venían adelantado los gobiernos de Colombia y Venezuela a partir de la firma del Acta de San Pedro Alejandrino de marzo de 1990. Culpaban a Colombia de presionar indebidamente a Venezuela, particularmente al amenazarla de querer llevar a terceras instancias la delimitación de las  áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela.

La política exterior adelantada durante los once años correspondientes a los gobiernos del presidente Hugo Chávez, ha estado directamente vinculada y refleja los avances logrados internamente por la Revolución Bolivariana para llegar,  de manera paulatina pero sistemática, a  lo que el propio Chávez ha denominado el “socialismo del siglo XXI”. Ello, porque “la evolución del proceso revolucionario bolivariano es indisolublemente nacional-internacional”. Se trata de la proyección hacia el exterior de la política interior.

Esta política exterior se fundamenta en la confrontación entre dos polos ideológicos: capitalismo versus socialismo. Y,  como propuesta única y alternativa para Venezuela  y el mundo,  el “socialismo del siglo XXI” que emana de la Revolución Bolivariana. Consecuentemente persigue por una parte, consolidar internacionalmente la revolución que se adelanta  al interior del país y por la otra, colocar a Chávez como líder indiscutible de la izquierda internacional.

Para la proyección geopolítica regional y la subsistencia del proyecto socialista promovido por la Revolución Bolivariana, Colombia es una pieza fundamental. Consecuentemente, la confrontación ideológica de Chávez no es frente a tal o cual gobierno legalmente constituido en Colombia sino frente al sistema Colombia, es decir, frente a lo que él denomina las “oligarquías colombianas”. Indudablemente dos concepciones ideológicas se contraponen, en especial en lo que se refiere al ejercicio y ejecutorias democráticas, las relaciones regionales, el equilibrio geopolítico y finalmente, en cuanto al rol del comercio internacional como elemento dinamizador del desarrollo económico-social interno.


Estos últimos once años se han caracterizado particularmente por crisis recurrentes, cada vez más frecuentes y más profundas, que en ciertos momentos pusieron en verdadero peligro un mínimo entendimiento entre las dos naciones. Las causas de ello lo encontramos esencialmente en las diferencias ideológicas que separan a Chávez del estamento político, empresarial y militar colombiano. En fin, las relaciones entre los dos países se trocaron en un ejercicio hasta cierto punto desgastante, conflictivo, personalista, no cooperativo, de desconfianza mutua, de amenazas y extorsión bilateral.

Otro factor que ha influido  dramáticamente en las relaciones bilaterales lo constituyen los Estados Unidos. El presidente Chávez tiene un plan geoestratégico que se propone la construcción de un nuevo mundo multipolar basado en la creación de nuevos polos de poder que representen el quiebre de la hegemonía del “imperialismo norteamericano”. Consecuentemente, confronta permanentemente al  “imperialismo norteamericano”, por lo que  las relaciones especiales de los Estados Unidos con Colombia y  la existencia del Plan Colombia son percibidos como una amenaza latente para la revolución bolivariana,  lo que a su entender conduciría a una guerra asimétrica  contra el imperio norteamericano y su aliado Colombia.

Pero de todos y sin lugar a dudas, el factor de mayor  perturbación en las relaciones bilaterales han sido las relaciones equívocas, ambiguas y dudosas que a lo largo de estas dos últimas décadas se han tejido entre el presidente Chávez o miembros de su gobierno con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC -EP). Ello llevó, por cierto, a que  las relaciones colombo venezolanas comenzaron a sufrir desde 1999, en lo diplomático y político,  un importante deterioro en beneficio de una importante intensificación de la cooperación con Brasil.

Ahora bien, a pesar de los  temores que  producían altibajos en las relaciones políticas bilaterales, y de las constantes restricciones impuestas por las autoridades venezolanas al comercio bilateral, parecía que el comercio era inmune a los avatares de la política, y ello en gran parte como consecuencia de un buen entendimiento de los sectores privados de ambos países. Tal es el caso que si bien el comercio se vio afectado a principios del presente siglo, debido a las dificultades por las que atravesaban ambas economías, desde el 2004  creció de manera constante aunque profundamente desequilibrado, puesto que mientras en el año 2005 por cada dólar exportado por Venezuela importábamos 1,72 dólares desde Colombia, para el año 2008, por cada dólar exportado importamos 5,34 dólares. Esta tendencia se pronunció, aún más,  durante el primer trimestre del  2009, ya que las cifras indicarían que la relación se elevó 10 a 1. Ciertamente, esto es ante todo consecuencia de una destrucción importante del aparato productivo venezolano, en particular el privado, por ataques constantes a la propiedad que se traducen, entre otros, en expropiaciones o confiscaciones. Lo cierto es que hoy por hoy existe una mayor concentración en un solo producto en nuestras exportaciones toda vez que el 94% de las mismas es petróleo o sus derivados. Del 6% restante, que representa unos 3.600 millones de dólares, solo entre 1200 y 1500 lo constituyen las exportaciones del exiguo sector privado venezolano.


En el año 2008 el intercambio comercial bilateral alcanzó su valor máximo histórico, con la  cifra de unos 7.200 millones de dólares, de los cuales seis mil millones correspondían a las exportaciones colombianas y unos 1.200 a las venezolanas. Las ventas colombianas a Venezuela adquirieron una relevancia fundamental para nuestro país frente a la crisis global. Simultáneamente,  nuestro mercado fue muy importante para las manufacturas colombianas  como consecuencia de la no aprobación del TLC por parte del congreso de los Estados Unidos de Norteamérica.

Como consecuencia de la información que se diera de que Colombia negociaba con los Estados Unidos de Norteamérica un acuerdo bilateral que permitiría a este último utilizar siete bases militares colombianas, el presidente decide, en declaración que realiza el 21 de julio de 2009,  revisar las relaciones con Colombia.

Consecuentemente el gobierno venezolano anunció y aplicó las siguientes medidas administrativas frente a Colombia:

  1. Congelamiento de Relaciones Comerciales,
  2. Retraso o suspensión de trámites administrativos (permisos, registros y  licencias) para productos colombianos,
  3. Retraso en la emisión de Certificados de Origen para productos venezolanos hacia Colombia,
  4. Retrasos en la liquidación de divisas por parte de CADIVI para importaciones colombianas, con excepción de “importaciones productivas”, 
  5. Seguimiento a las importaciones Colombianas,
  6. Anunció la posible nacionalización de empresas colombianas (28/07/09)
  7. Suspensión de ventas de combustibles a Colombia (Agosto 09)
  8. Suspensión de frecuencias a líneas áreas de carga y de pasajeros colombianas (Septiembre 09)
  9. Fortalecimiento de controles contra el contrabando de extracción
  10. Suspensión de inspecciones fito-zoosanitarias a productos y subproductos vegetales y animales provenientes o destinados a Colombia.
  11. Tratamiento diferenciado y discriminatorio en Providencia Nº 099 de CADIVI, G.O. 39.316 del 27 de noviembre 09, pues establecía límites de gastos menores que hacia cualquiera otro destino turístico.
  12. Nacionalización de la Cadena de Tiendas ÉXITO.

A raíz de todas estas medidas, el intercambio bilateral colombo – venezolano sufrió una contracción de -37%,  durante el año de 2009, por lo que descendió hasta 4612 millones de dólares, correspondiendo 4049 millones a las exportaciones colombianas y 563 millones a las venezolanas. El primer semestre de 2010 ha sido peor aún. Las exportaciones colombianas hacia Venezuela cayeron durante estos seis meses en un 72% alcanzado la cifra de 849 millones de dólares, y las venezolanas se contrajeron en un 53%, situándose tan sólo en 162 millones de dólares. Estamos regresando a los primeros años de la década de los noventa cuando ya se comenzaba a hacer un esfuerzo en la promoción del comercio bilateral que finalmente despegó, de manera importante y sostenida, a raíz de la liberación del intercambio bilateral y la adopción de un arancel externo común.

El triunfo del Presidente Juan Manuel Santos.

El triunfo de Juan Manuel Santos a la presidencia de Colombia fue tan contundente,  que en el ámbito bilateral puede interpretarse como una derrota más a las aspiraciones del presidente Chávez de  proyectar, a nivel regional,  su revolución bolivariana, ya que de esta manera Colombia, pieza clave en esta estrategia, por voluntad popular le dio un no rotundo.

A pesar de lo dicho contra el presidente Santos durante la campaña electoral colombiana, su triunfo, así como otros factores que entraron en juego, hicieron cambiar radicalmente la postura de confrontación que hasta ese entonces venía asumiendo el presidente Chávez frente a él.

Esos factores fueron los siguientes y el orden en que los presento no indica ninguna precedencia:

El presidente Chávez estaba consciente que la confrontación constante con Colombia y la delicada situación en que se encontraban las relaciones bilaterales, aunado a la relación geoestratégica con Irán país condenado en cuatro oportunidades por el Consejo de Seguridad de la ONU, afectaba adversamente su imagen internacional. Hay que recordar que para él es de la mayor importancia el aval de la comunidad internacional a su comportamiento democrático y a la gestión pacífica de su revolución.

Varios líderes latinoamericanos, en particular Fidel Castro y Luis Ignacio Lula Da Silva, le recomendaron enfáticamente la necesidad, para preservar su imagen internacional así como la paz y estabilidad regional, que normalizara sus relaciones con Colombia. Algunos han señalado, quizás con razón o buena parte de ella, que la gira que realizara Juan Manuel Santos, en calidad de presidente electo, por varios países latinoamericanos contribuyó a estos llamados. Pero no se nos escapa que para un Brasil emergente, con un papel cada vez más relevante en las relaciones internacionales, la paz y estabilidad regionales son esenciales por lo que no puede permitir la mínima posibilidad de un conflicto entre países suramericanos, particularmente cuando estos son Colombia y Venezuela con los cuales mantiene excelentes y crecientes relaciones económicas y comerciales.

Las denuncias que adelantara el presidente Uribe, primero ante la OEA y luego por vía de un abogado ante la Corte Penal Internacional, sobre la presunta presencia de jefes guerrilleros en Venezuela. Ciertamente lo de la Corte Penal Internacional tiene que haber tenido un efecto mayor pues lo de la OEA, por razones de carácter geopolítico, era más controlable.

Finalmente, pero por ello no menos importante, las elecciones parlamentarias venezolanas que tendrían lugar pocas semanas después, es decir el pasado 26 de septiembre, influyeron en el cambio de postura frente a Colombia. Pienso que para el gobierno era muy importante ganar en el Estado Táchira, que está en manos de un gobernador opositor y cuya ciudadanía ha sufrido, de manera implacable, los rigores del desabastecimiento de ciertos productos alimenticios y de gasolina, así como la cuasi paralización de su economía, como consecuencia del resultado del congelamiento de las relaciones con Colombia. Quizás fue esa la razón para que el PSUV designara al Canciller Maduro como Jefe de campaña electoral en ese Estado.

Tres días después de la toma de posesión del presidente Santos tuvo lugar en la ciudad de Santa Marta, el 10 de agosto de 2010, el encuentro con el presidente Chávez para restablecer las relaciones diplomáticas.


Ahí acordaron “relanzar la relación bilateral  con base en un diálogo transparente, directo, respetuoso y privilegiando la vía diplomática.” y decidieron “avanzar en la integración bilateral en beneficio del desarrollo de los dos pueblos y particularmente de las zonas y comunidades fronterizas, donde acordaron impulsar programas conjuntos en materia social y económica.”

Crearon cinco importantes comisiones:


La primera para el pago de la deuda y reimpulso de las relaciones comerciales. La segunda  para trabajar un acuerdo de complementación económica entre ambos países. La tercera para desarrollar un plan de trabajo de inversión social en la zona de frontera. La cuarta para el desarrollo conjunto de obras de infraestructura, y la quinta de seguridad. Pero además, establecieron un Mecanismo de Cooperación a nivel de ministros de Relaciones Exteriores para diseñar una estrategia conjunta, para abordar  las problemáticas de frontera en materia social, económica y de seguridad, que entre otros fines, busque prevenir la presencia o acción de grupos alzados al margen de la ley y decidieron coordinar las actividades de los dos países con miras a aumentar la presencia de ambos estados en la zona de frontera.

Quiero subrayar que en esta declaración de principios ambos presidentes pusieron énfasis en la cuestión de los grupos alzados en armas, léase particularmente guerrilla, y por ello hablan dos veces de seguridad. Incluso al presentar estas conclusiones el presidente Santos recordó que en materia de seguridad existían experiencias que tenían que ser tomadas en cuenta lo que me hace suponer que hacía referencia a la Camisón Binacional de Fronteras, a nivel militar, que se creó en 1994 y funcionó con mucho éxito hasta el año 2000. Consecuentemente el presidente Chávez declaró que  no permitiría la presencia de grupos armados colombianos en territorio venezolano.

En Venezuela esta reunión y sus resultados fueron bien acogidos por los distintos actores, tanto políticos como empresariales, académicos y otros. La Mesa de la Unidad Democrática, que reúne a las fuerzas democráticas que son alternativa de poder, emitió una declaración al respecto. Incluso, desde mucho antes había ya hecho un llamado a los dos gobiernos para que normalizaran las relaciones bilaterales.

Los empresarios, por boca de FEDECAMARAS, expresaron en una declaración su satisfacción por los acuerdos alcanzados, solicitaron la participación del sector privado venezolano, que aún no se ha dado, y formularon un conjunto de recomendaciones a corto y mediano palo para fortalecer la confianza entre ambas naciones.

Ciertamente la declaración de Principios fue un importante paso adelante en el restablecimiento de las relaciones pero aún falta mucho por hacer para normalizarlas. A esta fecha los embajadores designados no han tomado aún posesión de sus cargos en Caracas y Bogotá, por citar un caso. Además, y esta es la opinión de muchos analistas venezolanos, si bien consideran positivo el resultado también piensan que éste fue ampliamente favorable a Colombia y se podían haber utilizado los mecanismos hasta entonces existentes para tratar la mayoría, si no todas las cuestiones, que se asignaron a las  cinco comisiones. En todo caso lo convenido en Santa Marta ha aplacado el clima de confrontación, ha dado inicio a un dialogo que privilegia los mecanismos diplomáticos por encima de la comunicación directa entre los dos presidentes como era norma hasta hace poco y prueba de lo que digo es el segundo encuentro de cancilleres que  tiene lugar el día de hoy. Además, el presidente Chávez en varias oportunidades ha reiterado la invitación a la guerrilla colombiana para que deponga las armas y se inserte en un proceso de diálogos que las conduzca a participar en la vida política de Colombia. Su gobierno ha hecho presos algunos narcotraficantes importantes que han sido deportados para Colombia o los Estados Unidos, siguiendo indicaciones del presidente Santos. Para mí todos, estos son signos alentadores, por ahora.


Las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre.


En este proceso electoral había que  escoger los 165 diputados nacionales que conforman la Asamblea Nacional y 12 diputados al Parlamento Latinoamericano (Parlatino). La Mesa de la Unidad Democrática, por primera vez en estos once años, presento una unidad perfecta con 165 candidatos. No se votó a través de una tarjeta única, cuestión que fue ampliamente debatida pero al final rechazada, si no a través de las tarjetas de los distintos partidos, grandes y pequeños, en total 36.

Hay que destacar que en el 2009 la Asamblea Nacional, con la connivencia del Consejo Nacional Electoral, reformó la Ley de Procesos Electorales, modificación que tuvo la siguiente característica: agrupó en circuitos nominales las parroquias donde la oposición tradicionalmente había sido mayoría, con lo cual elevó sensiblemente el costo electoral de cada diputado de este sector; esto ocurrió fundamentalmente en los grandes centros urbanos. En contrapartida, dispersó el voto en las regiones y parroquias donde el chavismo es más fuerte, con lo cual redujo el costo de los parlamentarios oficialistas; esto sucedió particularmente en los estados más rurales y en las ciudades más pequeñas.

Este trabajo de “reingeniería electoral” violó el principio de la proporcionalidad establecido en la Constitución de 1999 y le dio al oficialismo una ventaja muy amplia desde el inicio. Algunos expertos la calculan en 16 parlamentarios. Por ese cambio, en grandes ciudades como Caracas (el este) o Maracaibo, un diputado podía costar más de 150.000 votos, mientras un diputado en un estado pequeño como Delta Amacuro, podía costar apenas 40.000 sufragios.

La participación ciudadana en el proceso electoral fue muy importante pues  sufragó 66% del Registro Electoral Permanente (REP), esto es, unos 11.550.000 personas, participación muy elevada para este tipo de comicios.  Si nos basamos en el voto de los diputados para el Parlamento Latinoamericano, que era el único voto a nivel de circuito nacional, la MUD obtuvo 5,628.000 votos a los cuales habría que sumarle los 317.000 del PPT, lo que representa el 53%. Mientras que el PSUV más el Partido Comunista tan sólo obtuvo 5.268. 939, lo que representa el 47%. El número de votos nulos y de los sufragados a favor de pequeñas agrupaciones, fue de 522.122. La alternativa democrática se alzó -por lo tanto - con la mayoría de los votos depositados en las urnas electorales.

Este volumen de votos se tradujo en 67 diputados opuestos a las políticas gubernamentales: 65 para  la MUD y 2 para el PPT. En las elecciones del Parlatino obtuvieron 6 de los 12 cargos en disputa. No se lograron 7 representantes porque, a pesar de que obtuvieron más votos que el chavismo, las dos planchas de oposición que se lanzaron al margen de la MUD restaron un volumen de sufragios que habría sido suficiente para alcanzar ese séptimo representante.

El número de diputados nacionales logrados por la oposición  impide que el oficialismo  tenga las dos mayorías calificadas que establece la Constitución y que son necesarias para aprobar leyes orgánicas y designar las autoridades del TSJ, el CNE y el Poder Moral (Contralor, Fiscal y Defensor del Pueblo). Ahora el gobierno debería  negociar con la oposición la aprobación de las leyes orgánicas y el nombramiento de esos funcionarios. También le será más difícil aprobar leyes habilitantes que le confieren el poder absoluto para legislar.

Las consecuencias derivadas de los resultados del 26 de septiembre:

  1. El presidente Chávez salió derrotado porque se había planteado como meta obtener dos tercios de la Asamblea y transformó las elecciones parlamentarias en un plebiscito entorno a su figura y su gestión. A ello agrego que en todas las encuestas realizadas durante los últimos meses la población considera, por lo general en más de un 70%, que el gobierno no genera políticas públicas correctas para disminuir el desempleo, bajar la inflación, reducir la inseguridad personal y rechaza, con más del 80% el que se nos quiera llevar hacia un modelo socialista como el cubano.

  1. El presidente Chávez es minoría en el país. Si se hubiese tratado de una elección presidencial, habría sido derrotado. Por lo tanto, parte con un hándicap  para los comicios presidenciales de 2012.

  1. A pesar de haber obtenido menos votos el oficialismo logró la mayoría de diputados a la Asamblea Nacional pues se quebrantó  el principio de la proporcionalidad, toda vez que las circunscripciones fueron diseñadas a partir de una “ingeniería electoral” que privilegió a aquellas regiones donde Chávez es más popular, y le restó peso a aquellos Estados donde la oposición es más fuerte.

  1. Hubo estados muy importantes donde la oposición obtuvo una mayoría holgada de votos: Zulia, Miranda, Táchira, Carabobo y Caracas donde se ganó en votos emitidos por primera vez en doce años, aunque en algunos casos, como Carabobo y Caracas  no se reflejó en el número de diputados obtenidos como consecuencia de la “ingeniería electoral” a la que antes hice alusión.

  1. Los partidos políticos salieron fortalecidos. Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, Acción Democrática y, en menor medida, COPEI, se consolidaron como las principales organizaciones de la alternativa democrática. AD quedó como el principal partido opositor en 15 estados.

  1. El modelo comunista del presidente Chávez sufrió un duro golpe por segunda vez. La primera fue el 2 de diciembre de 2007 cuando el pueblo rechazó su proyecto de reforma constitucional.

  1. Esta victoria no significa que el presidente  dejará de seguir intentando aplicar su esquema estatista y autoritario procubano. Sin embargo, esa estrategia cuenta con una base popular menor. Además, queda demostrado que cuando el primer mandatario nacional desconoce la voluntad del pueblo de forma permanente los ciudadanos reaccionan con coraje. Los ejemplos de Miranda, Táchira y Zulia son aleccionadores. Estas entidades estatales fueron maltratadas  con especial rigor por la simple razón que  sus gobernadores son de oposición. Esa conducta fue castigada por el pueblo de esos Estados. La gente votó masivamente contra esa política. En estos Estados la gente votó para  reafirmar su apoyo a  la descentralización y la defensa de sus mandatarios regionales.

  1. Se consolidó la vía electoral, pacífica y constitucional para resolver los problemas políticos del país. La gente pudo apreciar la importancia de su voto y de su protagonismo en los eventos comiciales. El ciudadano común pudo constatar que el porvenir depende, en una medida significativa, de su voto. Sintió que valía la pena votar. Los cerros de los alrededores de Caracas -como ha amenazado el Presidente en numerosas oportunidades- bajaron, pero fue para votar contra el comunismo, el centralismo, la corrupción y la intolerancia.

  1. La unidad de la oposición se reafirmó como divisa e instrumento para recuperar la democracia plena. A partir de ahora será muy difícil que dirigentes u organizaciones participen en procesos electorales fuera de los acuerdos unitarios. La unidad habrá que protegerla y consolidarla, sin triunfalismo, ni arrogancia. Mayor y mejor unidad debería ser la consigna.

Frente a esta situación política cuáles son los escenarios en los cuales se pudiera mover el Presidente Chávez?

La verdad es que el presidente tan sólo tiene dos escenarios en los cuales puede actuar.

El primero, el más sensato de los dos, sería  el de cambiar de rumbo en su política de confrontación, generación de odio al interno de la sociedad venezolana, de lucha de clases como él la denomina y apaciguar el país gobernando para todos y no sólo para un sector de la población que lo sigue. Debería crear las condiciones para el diálogo político con sus adversarios; respaldar presupuestariamente y con políticas conjuntas a los gobernadores y alcaldes que pertenecen a la oposición. Permitir que la Asamblea Nacional sea fuente de debate democrático y que las políticas públicas sean acordadas por consenso, cuando así se pueda. En fin, sería gobernar democráticamente y con apego a la Constitución Nacional de 1999.

El segundo, y sin lugar a dudas el que ya comenzó a aplicar, no es otro que el de la radicalización del proceso revolucionario. Prueba de ello es la reciente expropiación de Agroisleña,  empresa de capital español que lleva más de 52 años apoyando el progreso de los agricultores  y el desarrollo sustentable de la agricultura venezolana pues se ocupa desde la semilla hasta el financiamiento para la producción, pasando por insecticidas y fertilizantes. Además, están las declaraciones de actuales diputados oficialistas señalando que aprovecharán la amplia mayoría de la actual Asamblea Nacional, que seguirá legislando hasta el 05 de enero de 2011 cuando tomen posesión los diputados recién electos, en el sentido que están decididos a otorgarle una Ley Habilitante al presidente de la República hasta el 2012, lo que vaciaría de capacidad legislativa a la próxima Asamblea Nacional; o que elegirán a todos los 32 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia o que modificarán el reglamento de debates de la Asamblea para permitir la aprobación de leyes orgánicas con la mayoría simple que es la que tendrán a partir de enero de 2011.

Este último escenario, que repito ya se está aplicando, hace prever que los próximos dos años van a ser sumamente difíciles para Venezuela, pues al lado de la confrontación política están los constantes y permanentes reclamos sociales frente a la situación económica, la crisis eléctrica de la cual tardaremos mucho en salir, los efectos adversos de la elevadísima inflación, el desempleo y la inseguridad personal.

Con respecto a la situación económica del país permítanme citar algunos elementos importantes de un informe titulado “Crisis económica y gobierno ineficaz: Una ideología costosa”, presentado a mediados del pasado mes de agosto por 26 reconocidos economistas y académicos.

Comienza el documento señalando que “Venezuela vive una crisis económica  profunda: Estamos sufriendo una  severa contracción de la economía acompañada de alta inflación……En el primer trimestre de 2010 cayó la economía 3,5% y la inflación anualizada del 2010 es de 30%, a pesar de la recesión”.

Más adelante nos dice que “El deterioro del aparato productivo nacional y de instituciones económicas – en particular las fiscales y monetarias – colocadas en función de un proyecto político e ideológico desfasado con la realidad, llevan a que aspectos centrales de la crisis no sean pasajeros o coyunturales. Se abre la posibilidad de un estancamiento prolongado, bajo las características ya observadas; pérdida creciente de la eficiencia productiva de las empresas privadas y públicas, alzas sostenidas de precios, salario reales bajos, elevada corrupción, alta desigualdad social y masivo endeudamiento público.”. Por cierto,  que ellos calculan que la deuda externa pública, para finales de 2010, se situará alrededor de US$ 112.000 millones.

Lo cierto es que Venezuela será el único país de la América Latina con excepción de Haití por razones obvias,  que por segundo año consecutivo no crecerá y seguirá teniendo una de las inflaciones más altas del mundo.

Cuáles son las perspectivas para el comercio y las relaciones bilaterales en general?

Tal como mencioné, hasta ahora y nada indica lo contrario, el proceso que se inició en Santa Marta se va desarrollando lentamente pero de manera segura, por lo tanto, el crecimiento del comercio bilateral deberá ser lento, al menos durante  los próximos meses. Ojalá que este proceso de normalización de las relaciones continué por esta vía y en la medida en que se vaya avanzando también se proceda a rescatar mecanismos diplomáticos – técnicos existentes, como la Comisión Presidencial de Integración y Asuntos Fronterizos, para tratar toda la gama de importantes temas que tienen que ver con la relación bilateral y que no se reduce tan sólo al comercio bilateral. En mi opinión, un comercio bilateral creciente y estable en el tiempo es en mucho consecuencia de una relación más amplia y eficaz como lo demuestra, de manera fehaciente, lo ocurrido durante la década de los noventa.

No cabe duda que Venezuela se ha convertido en un gran importador pero particularmente  a través del gobierno nacional. Esto será tanto más cierto en la medida en que el Presidente Chávez continué con su política de implantación y radicalización de su proyecto revolucionario, toda vez que gran parte de los canales de importación, de distribución y venta estarán en manos del gobierno. Ahora bien, hay que tener presente que muchas de las compras que realiza el Estado venezolano en el exterior, sino la mayoría de ellas, obedecen a compromisos políticos con otros países, sea porque comparten la misma ideología (Cuba, Nicaragua, Ecuador, Bolivia) o porque le son solidarios internacionalmente (Brasil, Argentina, por tan sólo citar los latinoamericanos).

Hoy por hoy el sector privado venezolano se ve sometido al acoso. No  tiene fácil acceso a las divisas, no se le otorga, cuando lo requiere, los permisos de exportación amén de otras trabas de carácter administrativo que les impone la administración. Además, está sujeto permanentemente a expropiación o confiscación y es objeto de constantes ataques políticos y legales que restringen su actividad. Sin embargo, permanece en pie de lucha en defensa de la propiedad privada, de la libre empresa y de la libertad de mercado.

Es en este contexto que se desarrollará en el futuro cercano el comercio bilateral. Por ello, estoy convencido que se hace más que necesario fortalecer la confianza mutua entre el empresariado colombiano y venezolano, de forma tal que se siente las bases para el desarrollo de una cooperación económica y un intercambio comercial estable. Es indispensable que en momentos como los actuales se fortalezca la actuación coordinada de ambas Cámaras en defensa de la integración binacional y en aras de una labor conjunta para la adecuada definición del esquema de relacionamiento comercial a partir de abril del 2011. Por lo tanto, resulta importante apoyar desde Colombia a CAVECOL en su institucionalidad,   pues es el aliado estratégico natural.

La presencia de nuevos actores gubernamentales pudiera parecer atractiva pero, tal como nos enseña la historia reciente, pudiera significar, en cualquier momento, la ruptura abrupta de la relación comercial con sus nefastas consecuencias.

He señalado al principio de esta ponencia que la política exterior del presidente Chávez está íntimamente vinculada al avance de su proyecto político al interno de Venezuela. Además agrego algo que  es hartamente sabido, sus reacciones son totalmente impredecibles.  Consecuentemente, y dependiendo cómo evolucione la situación política interna así como la económica en Venezuela, evolucionarán las relaciones con Colombia. El entorno internacional, así como las fortalezas o debilidades del presidente venezolano y de la diplomacia santista en la escena internacional, particularmente latinoamericana, influirán de una manera u otra en nuestras relaciones bilaterales. Hagamos votos porque prevalezca el equilibrio geopolítico, el entendimiento y la concordia entre nuestros dos países.

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