domingo, 23 de octubre de 2011

El 23 de noviembre y la comunidad internacional.

Fernando Gerbasi

“Si Hugo Chávez no ha devenido en lo que en su fuero intimo quisiera ser –un émulo de Fidel Castro- , es porque una parte considerable del país le ha colocado la mano en el pecho. Y la sociedad ha podido hacerlo porque, atando todos los cabos, esto no es, al menos por ahora, una dictadura. Tal vez quisiera serlo, pero no se lo hemos permitido”
Teodoro Petkoff
Prólogo al libro “El Dictador. Anatomía de la tiranía” de Ramón Guillermo Aveledo

Durante la campaña electoral para la elección de autoridades regionales en Venezuela, que concluyó con el proceso electivo que tuvo lugar el 23 de noviembre de 2008, el Presidente de la República Bolivariana, Hugo Chávez, no escatimo epítetos ni acusaciones o amenazas en contra de sus adversarios (o enemigos (?))  políticos y trató, y no en vano, de convertir este proceso para elegir Gobernadores y Alcaldes, en un plebiscito.

Hugo Chávez  tiene un proyecto que defender, de ahí que, entre otros, en la euforia de la campaña declarase lo siguiente:
"Le advierto a la oposición fascista, que ya está desesperada planificando violencia para noviembre y diciembre, le alerto y le vuelvo a repetir: esta es una revolución que está armada y un pueblo que está dispuesto a defender el proceso revolucionario".

Y, en los últimos días de campaña el presidente, que según las últimas encuestas le indicaban que podía perder entre 4 y 8 de los 22 estados en disputa, remachó: "Nos estamos jugando el 23 de noviembre el futuro de la revolución, el futuro del socialismo, el futuro de Venezuela, el futuro del gobierno revolucionario y también el futuro de Hugo Chávez".

Sus dos blancos preferidos fueron los Gobernadores de los Estados Sucre y Zulia, Ramón Martínez y Manuel Rosales, respectivamente. Al primero lo tildó de "asqueroso traidor", "apátrida", "oligarca" y "mafioso" y al segundo lo llamó  "tumor maligno". A ambos los amenazó incluso con "llevarlos presos".
Pero quizás una de sus más graves y peligrosas amenazas fue la que profirió en el Estado Carabobo, cuando advirtió,  “Si permiten que la oligarquía regrese a la gobernación [de Carabobo], a lo mejor voy a terminar sacando los tanques de la brigada blindada para defender al gobierno revolucionario y para defender al pueblo". Para él, las Fuerzas Armadas Nacionales o Bolivarianas son, en definitiva, su guardia pretoriana y están directamente al servicio de la revolución y no de los intereses superiores de la Patria.
A pesar del obsceno ventajismo, de los atropellos, de todas las manipulaciones oficialistas, incluyendo las decisiones inconstitucionales de inhabilitar a numerosos e importantes  candidatos opositores, la mitad de los ciudadanos no dudaron en expresar su rechazo a la ineficiencia, al continuismo, a la corrupción  y a la persecución política. En definitiva, la oposición democrática se consolidó en los Estados Zulia y Nueva Esparta y ganó en Miranda, Carabobo y Táchira. A ello hay que agregarle la Alcaldía Mayor de Caracas y la Alcaldía de Maracaibo, las dos ciudades más importantes del país.
 Los cinco Estados que controlan ahora los gobernadores democráticos, agrupan casi la mitad de la población. En ellos se concentra, además, gran parte de la industria petrolera, el grueso de la actividad industrial que representa el 70% del PIB y un espacio estratégico de primer orden.

Los resultados electorales del pasado 23N, demostraron que en Venezuela existe una importante alternativa democrática al proyecto del “socialismo del Siglo XXI”, y así fue interpretado por la comunidad internacional, que comprendió su alcance político y  consecuencias en el devenir nacional.

Cuando los gobiernos declararon que en Venezuela  había  triunfado la democracia, estaban señalando, de manera política y diplomática, lo mismo que indicaron importantes medios internacionales de comunicación social: el poder del Presidente Chávez tiene un límite y ese límite está en el voto expresado por el pueblo venezolano. Por ello, no nos debe extrañar que exijan al Presidente Chávez,  que respete  a sus opositores y acepte los límites constitucionales de su poder, que fijan su mandato hasta el 2013. 

El elevado volumen de votos obtenido por la oposición democrática en las elecciones regionales abre nuevas  perspectivas para frenar, por la vía democrática,  las pretensiones de implantar en Venezuela un sistema y un régimen totalmente reñidos con la idiosincrasia, con los sentimientos y con la vocación de libertad de los venezolanos consagrados la Constitución Nacional. 

El Presidente de la República tan sólo no perdió espacio político a nivel nacional, también perdió credibilidad y ascendiente  a nivel internacional por carecer de talante democrático, tal como lo demostró durante la campaña electoral y ahora  en los días posteriores a las elecciones. Aún no sabemos cuántas decisiones arbitrarias e inconstitucionales se agregarán a las ya adoptadas para impedir que los nuevos gobernadores y alcaldes democráticos puedan  realizar su labor.

Además, existe preocupación en el mundo, por que en Venezuela se incremente el riesgo de una explosión  social como consecuencia de la caída internacional de los precios del petróleo y la carencia de políticas gubernamentales, a diferencia de otros países latinoamericanos, para hacer frente a la crisis. Ciertamente, los meses por venir serán sumamente difíciles para el proyecto geopolítico internacional chavista, especialmente a nivel regional, toda vez que no contará, como hasta ahora, con suficientes  petrodólares para sostenerlo artificialmente.

Las fuerzas de la alternativa democrática deben comprender que hoy más que nunca, tienen la posibilidad de encontrar compresión y solidaridad activa en la comunidad internacional. Tan sólo deben saber organizarse para actuar.


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